domingo, 12 de febrero de 2023

 

Augusto R. Cortazar

 

Bautizo

 

Si el pueblo, la capilla o el misionero están cerca, se piensa pronto en el bautismo no sólo por motivos religiosos: es también sabido que guagua que muriera sin bautismo puede convertirse en el Duende o en el Pombero. A veces las madres recorren largas distancias para cumplir con el sacramento, sobre todo si el niño llora con exceso, pues atribuyen el llanto a que reclama el bautismo; a falta de sacerdote, personas autorizadas o de prestigio notorio administran “l'agüita de socorro a la guagua”. En oportunidad del bautizo se establece un vínculo entre los padres y una pareja, elegida para padrinos de la criatura: es el compadrazgo, institución de gran predicamento en todo el país. Los compadres se respetan entre si, se consultan y aconsejan con cariño y consideración tan vivos, que superan el parentesco mas estrecho. En Santiago del Estero y todo el Noroeste, se llaman con las palabras quichuas que corresponden a “padrino” y “madrina”: el cumpa y la cuma, en cuyo uso ponen un particular matiz afectivo. Una fiesta típica les está consagrada: el topamiento o tincunaco de padrinos y madrinas, los dos jueves que anteceden al carnaval. Cuando las circunstancias o los posibles de las familias lo permiten, el bautismo suscita una celebración hogareña, pero no es lo más frecuente. En cuanto al nombre que se impone a los ahijados, está decidido de antemano por el almanaque, pues se acostumbra que corresponda al santo del día. Como en los calendarios, que pueden consultarse en el almacén o en la botica, no sólo figuran nombres del santoral, sino festividades diversas, se producen jocosos malentendidos que han pasado al anecdotario popular: personas registradas con nombres como “Fiesta Cívica”, “Pentecostés”, “Difunto” (nacido el 2 de noviembre), “Clera” (femenino de clero), y otros por el estilo. En Catamarca y La Rioja son famosos ciertos nombres inusitados o arcaicos como Audifacio, Doril, Cástulo, Leovino, etc. 

Correspondiendo al vínculo establecido entre compadres y comadres, el que nace entre padrinos y ahijados es tan estrecho como el de padres e hijos; estos deben a sus padrinos tanto o mas respeto y obediencia que a sus padres y, sobre todo en cuestiones morales y de conducta, los padrinos tienen la primacía del consejo y de la reprimenda. Si por fatalidad el ahijado muriera siendo angelito, la madrina preside el velorio con intervención preponderante y casi exclusiva

 

Fuente Augusto R. Cortazar, Usos y costumbres, disponible en

 http://www.edisalta.ar/usosycostumbres.html