Augusto Raúl Cortazar
Ciencia folklórica aplicada
Reseña
Teórica
y Experiencia Argentina
Fondo Nacional de las Artes
[p. 11] Sería de mi parte ingenuo e inoportuno intentar una exposición general de la problemática de la ciencia aplicada y sus relaciones con la ciencia teórica
Mi propósito no va más allá de una reseña circunscripta al campo antropológico, que toma como punto de partida lo expuesto en un libro reciente sobre el tema: Antropologie applliquée, de Roger Bastide[1] (especialmente en la Introducción y en los capítulos 2, 4 5 y 7). He incorporado, además, aportes valiosos de diversos autores, especialmente las observaciones y comentarios críticos de aquéllos familiarizados con la realidad popular latinoamericana.
Para lograr a la vez concisión y claridad, incluso en su presentación tipográfica, sintetizaré cada tópico confrontando las dos concepciones antagónicas que distinguiré en adelante con las mismas letras a) y b) respectivamente:
a) Modelo cartesiano, racionalista, corriente en los
centros científicos y universitarios del mundo occidental;
b) Modelo marxista, dominante en contextos
socialistas, que se manifiesta en la
teoría y en la práctica de la llamada Sociología del desarrollo.
c) al final, expondré el nuevo enfoque propuesto por Roger Bastide.
a) Según la Antropología aplicada tradicional, el tono de su acción debe ser puesto en los factores culturales, para lograr cambios prudentes, relativamente lentos, que afecten en primer término los aspectos tecnológicos y materiales antes que las mentalidades, los sistemas de valor, los ideales y las normas Los cambios en las estructuras sociales se producirán como consecuencia de aquéllos.
En ese lineamiento, otros postulados como el evitar los cambios bruscos, los desajustes y los conflictos; la tesis de la pluricausalidad, según la cual todo fenómeno es el producto de numerosas, pequeñas y dispersas causas; el concepto del relativismo cultural, son los que, según Bonfil Batfalla[2], caracterizan lo que llama el “pensamiento conservador”.
A medida que aumenta el número de antropólogos graduados que [pp, 12-13] ejercen su profesión se diseñan más distintamente los dos órdenes de sistemas de los cuales aquéllos tienen obligaciones y responsabilidades.
1. El profesional, interesado en el
perfeccionamiento de su ciencia y su
difusión en el mundo.
2. El proyecto de cada nación, representado por el gobierno de turno, sus instituciones y dependencias técnico-administrativas, los cuales pueden adoptar, y aun imponer, concepciones, criterios y políticas determinadas en los campos y asuntos donde el antropólogo actúa.
Cuando ambos órdenes entran en conflicto, no es fácil para el antropólogo deslindar o armonizar los principios éticos que sustenta como investigador en la comunidad científica internacional. de los que debed acatar como agente o asesor oficial (por ejemplo, programas de tecnificación del campo, de vivienda, salud, etc.).
Estos conflictos, éticos y teóricos, han llevado a las asocia iones de profesionales a elaborar o proyectar “códigos” o “postulados” éticos no fáciles de cumplir en la práctica.
En la aplicación de planes en regiones “subdesarrolladas”, la actitud predominantes en los antropólogos ha sido la de valorar en primer término lso cambios tecnológicos, que generan, como consecuencia, ajustes en grupos o sectores sociales, aunque se procure que se produzcan con un mínimo de tensión.
Gradualmente se va imponiendo el criterio de no considerar cada comunidad como un caso aislado, que soporta el experimento tecnológico, sino como parte de la sociedad nacional, cuyas condiciones y características históricas, culturales, económicas, etc., hay que tener en cuanta y respetar.
b) La Sociología del desarrollo, por su parte, considera que el paso fundamental es provocar el cambio de las estructuras sociales, pues la superestructura cultural cambiará a su vez en consecuencia.
La estructura social está representada en primer término, por lo económico, resultado de la imposición de una ideología política sustentada por el estado, basada en la lucha de clases. El objetivo primero es el cambio del régimen de producción, pues de él derivarán las transformaciones de las superestructuras capitalistas.
[1] Roger Bastide, Anthropololie appliquée, Paris, Payot,
244 pp (Petit Bibliothèque Payot. 183)
[2] Guillermo Bonfil Batalla,
“El pensamiento conservador en la antropología aplicada: una crítica” (en Ciencias Políticas y Sociales, México, año 11, núm. 39, 196y5, pp. 105-113).